El afro, reivindicación de la identidad negra
A pesar de que hoy en día el estilo afro es una moda, no podemos obviar que ha formado parte de un movimiento estético y que ha tenido una enorme carga política e identitaria. Ha sido un homenaje a la estética y la belleza negra y un símbolo de reivindicación de la negritud desde los años cincuenta, cuando el movimiento nacionalista negro y la lucha por los derechos civiles de los negros empiezan a resonar con fuerza en los Estados Unidos. Las mujeres dejaron de alisarse el pelo y pasaron a dejárselo “natural”, lo que significó que muchas dejaron de seguir los cánones de belleza impuestas por los blancos durante la época de la esclavitud. Y desde ese momento el afro deviene más y más extendido.
Del término “afro-americano” se adopta “afro”, que se referirá también a todo lo que tiene que ver con la cultura de origen africano, incluido este nuevo estilo capilar que tendría por delante un gran auge. El jamaicano Marcus Garvey, desde los años veinte había insistido en la necesidad de romper con estos cánones de belleza impuestos y volver a las raíces. Pero la aparición del movimiento cultural Black is Beautiful que reivindicaba la cultura y la estética negra, fue clave en su anclaje social. El afro siempre existió en la población negra como característica propia de su cabello, pero el significado que adquirió después, fue por la actitud que tuvo la población negra con respecto a él, especialmente las mujeres. Black is Beautiful propugnaba valores estéticos que estaban a favor de mantener el pelo natural y en contra de modas como los intentos de algunas mujeres de aclararse la piel.
Esto se daba en pleno contexto de la emergencia del feminismo negro, que surge por la necesidad de incluir la cuestión de género en los movimientos de reivindicación negra y la cuestión de la raza en los movimientos feministas norteamericanos encabezados por las mujeres blancas de clase media. Las mujeres empiezan a reivindicar su negritud en un intento de volver también a sus raíces y a la estética africana. Y el hecho de respetar el crecimiento y forma natural del cabello era una importante y evidente manera. Ángela Davis, una de las más destacadas teóricas del feminismo negro, sigue siendo aún hoy en día, además, uno de los grandes iconos de esta estética afro, popularizándolo en la época del Black Power (Poder Negro) en los Estados Unidos.
Acontecimientos como exilio de Miriam Makeba a los Estados Unidos durante el apartheid, también influyeron en la estética de las mujeres afro-americanas que seguían la estética natural traída por la propia Makeba. Miembros del Black Panther Party también empezaron a utilizar este estilo de reivindicación racial, por lo que extendieron la estética también en su versión masculina. Jimmy Hendrix, The Jackson 5 o The Supremes son algunos de los destacados músicos que también lo utilizaron, así como el género cinematrográfico del “blaxploitation”.
El funk, que ya sonaba desde los sesenta, también reivindicaba una vuelta a las raíces, por lo que fue acompañada de la estética afrotambién. James Brown, referente de esta música es una muestra. Coincidiendo con su auge durante los años setenta, el afro empieza a ser utilizado como una moda, ya no sólo por activistas negras y negros, sino también otros por cantantes y artistas que formaron parte también de la etapa de la música disco que vendría después. Se fue dejando paso a otros peinados como el Hip-top fade, las trenzas o las rastas, también de estética afro. A partir de la década de los setenta, éste fue perdiendo su significado político, radical y reivindicativo y por lo tanto propició que muchos activistas dejaran de utilizarlo. La activista Marichen Walker afirmaba en 1973:
“Me aburrí con él. Empecé a usar el afro cuando me involucré en el Black Panther en 1968. En aquel momento era una expresión de identidad negra, pero todo ello se convirtió en algo comercial cuando todo el mundo empezó a llevarlo. Ahora se que soy negra por mí misma. Ya no es necesario publicitarlo. En mi opinión, muestras tu negritud, no por lo que lleves, sino por lo que sale de tu boca, por lo que qué eres y por cómo actúas” (Ebony, febrero de 1973).
El afro como identidad negra
Quizá la clave cuando pretendemos analizar qué función tuvo elafro en esos momentos de agitación social, sea precisamente tener en cuenta la perspectiva identitaria. Como afirma Pratibha Parmar, teórica del feminismo negro:
“Reivindicar una identidad individual y colectiva como mujeres negras ha sido un proceso histórico necesario que ha resultado tan empoderador como fortalecedor (…)”
Esto se puede extrapolar al movimiento negro y cómo istrumentalizó la estética afro para ello. Gilroy (1993) propuso el término de “Atlántico Negro” como un “espacio cultural transnacional en el cual los miembros de la comunidad imaginada no sólo responden a un pasado africano común, sino también a una doble conciencia que los pone en la disyuntiva ontológica de ser africanos, pero a su vez europeos u occidentales en términos culturales”. La utilización del afro como reivindicación de la negritud, era una vuelta simbólica a las “raíces”. Así todo, esta estética no estuvo exenta de controversias. Por una parte, porque los propios activistas anticoloniales africanos sentían como ajena esta nueva moda—a pesar de que algunas etnias lo utilizaban desde la época pre-colonial—y consideraban esta moda de los afro-americanos de Estados Unidos como “de arrogancia occidental” y del “primermundista”. El escritor africano Kadji Konde escribió en su día en un periódico tanzano:
“Cuán natural son estos nidos, es un misterio para mí. En los Estados Unidos, que es de donde viene, se le llama “estilo afro”. Esto implica una relación con África, aunque no consigo entender como mantener ese arbusto silvestre aceitado en el cráneo tiene algo que ver con nuestra querida madre África”
Pero como afirma Brah (2004) “las cuestiones de identidad están íntimamente ligadas a aquellas de experiencia, subjetividad y relaciones sociales”. Por ello, en pleno momento en el que el orgullo negro y el recuerdo del pasado histórico estaba más presente que nunca, era difícil cuestionar los símbolos utilizados y reivindicados para expresar este sentimiento colectivo de pertenencia a un grupo. La estética afo en este caso sirvió como cohesionadora y diferenciadora.
A pesar de su decadencia a partir de los ochenta, todas las modas vuelven y los años 2000 han visto un resurgir de este estilo. Lauryn Hill o Lenny Kravitz se han apuntado a ella y seguramente han tenido mucho que ver en el retorno del afro. Parece ser que el pelo afro va a estar presente mucho tiempo ya que llevar “afro” hoy en día sigue siendo un símbolo de identidad negra y afrodescendiente, además del toque “chic” tan en auge hoy en día.
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Fuentes:
Anaya, V. Diáspora africana y Feminismo Negro: el caso de Brasil. Publicado en el blog veinn.
Castro, C. (2010). Exploraciones para una historia transnacional de la afro-modernidad en América. Chicago y Sao Paulo, 1900-1940 . Revista de Historia Iberoamericana.
hooks, b. (2004). Mujeres negras. Dar forma a la teoría feminista. EN: Traficantes de Sueños ed.Otras inapropiables. Feminismos desde las fronteras. Madrid.
Jabardo, M. (Ed.) (2012). Feminismos Negros. Una antología. Madrid: Traficantes de Sueños.
Williams, B. (1973) Stains on My Name, War in My Veins: Guyana and the Politics of Cultural Struggle. Duke University Press.
http://www.wiriko.org/africa-diaspora/el-afro/
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