Hay muchas razones, entre los extranjeros que vienen a vivir
en el pais, para tomar la decisión de adquirir la ciudadanía dominicana.
Los hay que, por el tiempo que han estado trabajando,
a menudo creando familias y logrando un nivel de estabilidad económica, hacen
su elección de radicarse y considerarse uno más entre nosotros.
Estos valoran, además, el clima de paz o de libertad,
las oportunidades de conseguir buenos empleos y la satisfacción de algunas
aspiraciones profesionales o netamente humanas, según los testimonios que han
ofrecido a las autoridades los últimos extranjeros que asumieron formalmente la
nacionalidad dominicana en una reciente ceremonia de juramentación.
Dimos cuenta, ayer, de las emociones vividas en esos
momentos por algunos de los 500 extranjeros que anualmente juran por la bandera
dominicana, prometiendo respetar y cumplir las leyes del país.
Y cuando uno calibra las exigencias y requerimientos
legales que existen para “ser” dominicano, vale la pena preguntarse si acaso
todos los que somos netamente nativos, es decir, los que nacimos en esta
tierra, estamos tan identificados con esas obligaciones y tan conscientes de lo
que significan los valores nacionales o patrióticos en la definición de nuestra
propia idiosincrasia.
No son pocos los que dicen que hubieran preferido
nacer en otras tierras o vivir en otras tierras. Los que así sienten son aquellos
que no desperdician una oportunidad para mostrar desprecio por sus
compatriotas, los que no creen en el futuro del país, los que afirman que “aquí
no vale la pena vivir” y hasta prometen no regresar jamás.
Y resulta admirable que en otros que no nacieron aquí se
despierte el interés, el deseo y un amor patrio, porque valoran lo bueno y
hermoso que tiene nuestro país, que son sus gentes y sus bellezas naturales;
la hospitalidad, la camaradería barrial, la libertad, el clima social
despejado sin guerrillas ni inestabilidad y violencia como ocurre ahora en
muchas grandes capitales estremecidas por las contiendas callejeras, y las
oportunidades de crecer y progresar.
Los valores que otros ven, y que no muchos de aquí
percibimos, son los tesoros que todos los días debemos apreciar y cuidar,
sintiéndonos bendecidos de nacer y de vivir en una patria excepcional y
única.
Tomado del periódico: Listin Diario
Link del artículo: http://www.listindiario.com/editorial/2013/8/19/288835/Lo-bueno-de-ser-dominicanos
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