Quizá debido a esto tras los trescientos noventa kilómetros de línea
fronteriza hay cierto recelo a identificarse como dominicano, aun cuando la
presencia refl eje comodidad y holgura económica .
En Petion Ville, donde desplazarse por sus empedradas montañas es unirse
al ajetreo, al rugir de los cláxones y a aquel interminable mercado que se
extiende por toda la ciudad, la pregunta que se hacen los haitianos es qué
buscan nuevos dominicanos por sus lares, no por mal, sino porque en cierto modo
les sorprende.
Aquí viven por encima de 10,000 dominicanos según dijo a principios de
año el embajador dominicano Rubén Silié, una población que de acuerdo con
Miguel Martínez, exdiplomatico y presidente de la Asociación de Dominicanos
Residentes en Haití (ADDREH), no llegaba a 6,000 en 2009, antes del terremoto .
No es simplemente que la cifra de dominicanos aquí haya aumentado, sino
que las relaciones han cambiado .
Quienes cruzaron la frontera en ambos sentidos en 2011 fueron 191,920
personas, dejando detrás el mayor total de los últimos años que se había
registrado en 2007, cuando 142,803 personas lo hicieron .
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